En este artículo, discutiremos los tres finales de los mundiales más impresionantes. En el artículo anterior hablamos de Mundial 1930.
Finales de los mundiales – 1930
La primera final de un Mundial que jugó Uruguay fue el 30 de julio del 1930, en la primera Copa del Mundo, organizada en este país y con triunfo por 4 a 2 ante Argentina.
El primer Mundial FIFA de la historia, como se sabe, fue organizado en Uruguay, país que cumplía 100 años de la Jura de la Constitución, y ganada por la misma celeste. En un Centenario recién hecho, con el cemento y la pintura fresca, el equipo que dirigía el mulifacético Albeto Supicci, que llegaba de ganar los dos últimos Juegos Olímpicos, campeonó de punta a punta.
El día de la consagración fue el 30 de julio en lo que luego sería un Monumento al Fútbol Mundial. En el Parque Batlle, uruguayos y argentinos se tenían muchas ganas (la celeste lo había derrotado en los Juegos Olímpicos), el clásico ya era tal desde hacía muchos años y jugaron un partido con el cuchillo entre los dientes.
Decenas de miles de argentinos cruzaron el charco -otros tantos, por problemas en la frontera, no pudieron llegar- para ver a su equipo sacarse la espina, pero otra vez se quedaron con las ganas. Es que Uruguay le ganó 4 a 2 de atrás, luego de terminar 2 a 1 abajo el primer tiempo, que se jugó con una pelota puesta por los albicelestes.
Jugadores y goles
En el complemento rodó una globa de los nuestros y el equipo encabezado mentalmente por el gran Mariscal José Nasazzi, lo terminó remontando. Pablo Dorado, el Vasco Cea, el Canario Santos Iriarte y el Manco Castro anotaron los goles para un equipo en el que también brillaban Héctor Scarone, Lorenzo Fernández, Álvaro Gestido, el Negro José Leandro Andrade, Ernesto Mascheroni, zaguero junto a Nasazzi, y el arquero Enrique Ballesteros.
Hubo algún pequeño incidente en el Centenario, provocado por unos furiosos hinchas argentinos. Al otro día, otro puñado de parciales albicelestes a punto de ebullición, quisieron atacar a la embajada uruguaya en Buenos Aires, pero fueron controlados por la Policía. Por poco, los países no quebraron sus relaciones diplomáticas. Pero la Copa ya estaba en nuestra vitrina.
Finales de los mundiales – 1950
¿Qué se puede decir que no se haya dicho o escrito sobre el partido que le dio a Uruguay la Copa del Mundo del 50? Probablemente nada… A menos que se apele a la fantasía y la exageración. Con ustedes, otra versión del Maracanazo.
El 16 de julio del 1950, Brasil y Uruguay jugaron el partido decisivo para determinar quien alzará la Jules Rimet de ese Mundial, el primero tras doce años, debido a que en el medio hubo una Guerra Mundial, provocada por los nerviosos muchachos futboleros sedientos del deporte rey.
Apenas cinco mil personas confiaron en esa alicaída selección brasilera, que entonces jugaba de blanco, y dejaron al enorme Maracaná prácticamente vació. Los jugadores uruguayos, en tal contexto de tranquilidad, lograron dormir una hora de siesta, en el vestuario del Monstruo del Fútbol Brasileño, para salir a jugar más descansados.
Los exigentes dirigentes uruguayos fueron claros: “Si no le ganan a estos macacos, ninguno vuelve al país”, a lo que el Negro Jefe agregó: “Los de adentro son de palo, no hay pierde contra estos japoneses”, tal como le llamaba el viejo Obdulio Jacinto a todo aquel que no haya nacido en nuestra tierra.
La lucha entre Brasil y Uruguay
El primer tiempo fue una invitación al bostezo y lo bueno llegó en el complemento. Friaça abrió la cuenta para los locales, sorprendiendo al mundo entero. El bicampeón mundial estaba perdiendo ante unos completos desconocidos, que necesitaban organizar un Mundial para poder pelearlo hasta el final.
Tras el gol, un notoriamente desgastado Obdulio Varela, puso la pelota abajo de su brazo y fue a explicarle al juez que sus jugadores estaban bajo amenaza, que quería volver a su país, que pretendía comprarse, con la plata del premio, un auto del 30, que se lo iban a robar un par de semanas más tarde. El árbitro, inglés, no le entendió nada, por supuesto.
El tiempo, Schiaffino, la ilógica de Ghiggia y la lógica del deteriorado arquero Barbosa pondrían las cosas en su lugar y Uruguay se llevaría una final que, hoy por hoy, ha pasado completamente desapercibida. Los “héroes” de esa jornada, no podían pretender más: apenas le habían ganado a Brasil, en Brasil y de atrás.
Finales de los mundiales – 1997
La última final de un Mundial que jugó Uruguay fue en el sub 20 de Malasia, ante Argentina, el 5 de julio de 1997. Fue la primera y única que perdió la celeste.
La Todopoderosa Argentina era el rival a vencer. En el camino logró dejar a grandísimos rivales y la presencia de futbolistas como Riquelme, Aimar, Cambiasso y Romeo la hacían, indudablemente, la favorita. El resultado y el desarrollo del partido lo confirmaron.
De todas maneras, el comienzo fue auspicioso para Uruguay. Un extraordinario tiro libre del Canario Pablo García, sobre los 15 minutos de juego, ponía las cosas 1 a 0 para la celeste, que vistió de rojo para la ocasión. Segundos más tarde, remató otra falta directa de manera muy similar, pero esta vez le tocó al arquero Franco lucirse.
Luego, Argentina inclinó la balanza y, para el entretiempo, ya había logrado dar vuelta el marcador con tantos de Cambiasso y Quintana. A pesar de la derrota, no todo fueron frustraciones, ya que los Balones de Oro y Plata quedaron en propiedad de Olivera y Zalayeta, respectivamente.